Un episodio de alta tensión se vivió recientemente entre las localidades de Lumbaqui y Cascales, en la provincia fronteriza de Sucumbíos, cuando un pelotón del Ejército ecuatoriano fue rodeado por más de 300 hombres armados identificados como miembros de los “Comandos de la Frontera”, una presunta disidencia de las FARC.
Según fuentes extraoficiales, el grupo irregular portaba armamento de alto calibre, incluyendo ametralladoras y lanzagranadas, lo que superaba con creces a los 30 soldados ecuatorianos desplegados en la zona.
A pesar de la gravedad de la situación, el enfrentamiento fue evitado gracias a un cese al fuego momentáneo, lo que permitió la retirada segura de los uniformados y evitó un posible derramamiento de sangre.
Hasta el momento, las autoridades ecuatorianas no han emitido un pronunciamiento oficial sobre el incidente. La falta de respuesta genera preocupación entre los habitantes de la frontera norte, quienes exigen mayor presencia militar y refuerzo de la seguridad en esta zona estratégica, clave para el control del narcotráfico y el crimen organizado.
Este hecho pone nuevamente sobre la mesa la vulnerabilidad de la frontera entre Ecuador y Colombia, donde la presencia de grupos armados ilegales sigue siendo una amenaza latente para la paz y la soberanía nacional.
Desde diversos sectores sociales y políticos se hace un llamado urgente al Gobierno Nacional para que tome acciones concretas, refuerce la presencia de las Fuerzas Armadas y garantice la seguridad de las comunidades fronterizas.
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